Oh Compostela, estela de Santiago,
estrella y nave rústica de Europa,
alta de arboladura, vaso o copa,
cáliz más bien con sangre del sol vago.
Oh prieta vencedora del estrago,
blanca y negra, tan cúbica. Si topa
la lluvia ciega tu estribor y popa,
los lame de verdín y jaramago.
¿A dónde vas anclada con tu roca,
inmóvil navegante finisterre
que un soplo -ultreya- empuja y solivianta?
A una luz de ultramundo te convoca
el coro inmenso -”¡Ultreya! ¡Y nadie cierre!”-
También la piedra, si hay estrellas, canta”.
(de Gerardo Diego)
De mi primer Camino (2007)
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